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¿Sabías que desde el momento mismo de la concepción de un bebé, este se rige por un calendario madurativo?

Este calendario se traduce en un proceso en el tiempo, en el cual afloran una serie de etapas determinadas del desarrollo biológico, físico,  intelectual, sensorial, perceptivo y  emocional. Ello supone que todos los niños más o menos a la misma edad pasarán por los mismos procesos; trayectoria que depende de las relaciones concretas que establezca primero con sus padres, con el  entorno y  la estimulación que se le ofrezca.

A medida que su bebé crece, la forma en la que se comunican variará con sus necesidades y deseos, cada día se dará cuenta que tiene niveles generales de necesidades (alimentación, sueño, juego, cuidados, dolor y afecto), cada uno de los cuales mostrará un lado diferente de su personalidad.

  1. Cuando sus necesidades son urgentes, cuando tiene mucha hambre o siente dolor se lo hará saber en su propia forma especial, quizás gritando, lloriqueando o utilizando lenguaje corporal desesperado. Con el tiempo aprenderá a reconocer estas señales tan rápido que por lo general podrá satisfacerlo antes de que él mismo sepa que es lo que quiere.
  2. Cuando su bebé esté plácidamente dormido o cuando esté alerta y entreteniéndose solo, los momentos en los que está jugando solo le proporcionan maravillosas oportunidades para observar a la distancia. El estará desarrollando destrezas nuevas e importantes tales como aprender a jugar solo, alcanzar objetos o manipularlos con sus manos.
  3. Cada día habrá períodos en los que usted satisfaga las necesidades obvias de su bebé pero él aún está intranquilo o caprichoso, posiblemente se lo haga saber con gemidos, movimientos agitados o arranques de actividad sin propósito entre momentos de calma. Él descubrirá qué es lo que tiene que hacer para que usted le responda, cuánto se esforzará usted por complacerlo y cuáles son sus límites de tolerancia.

Conozcamos etapas en el desarrollo del bebé:

  • DESARROLLO PSICOMOTOR: El desarrollo psicomotor se produce por la maduración biológica del propio proceso de crecimiento y la estimulación social que recibe de su entorno, dicho desarrollo comienza por la cabeza y se extiende hacia abajo, es decir que primero llegará el control del cuello que el de los pies.
  • DESARROLLO INTELECTUAL: El bebé comienza a percibir el mundo que le rodea desde los primeros momentos de vida, se relaciona con ese mundo y aumenta su capacidad cognitiva, su memoria ya está en uso desde los primeros días de vida. Hay que recordar que el componente básico del aprendizaje del bebé es una relación afectuosa, segura y protectora de con los padres y las madres.
  • DESARROLLO SENSORIAL Y PERCEPTIVO: El niño inicia su relación con el mundo a través de los sentidos, la percepción del bebé no es algo exclusivo de los procesos madurativos, depende de sus experiencias de aprendizaje, el niño ve, pero nosotros hemos de enseñarle a mirar, el niño oye, pero hemos de enseñarle a escuchar. El bebé viene preparado para interactuar con el medio que le rodea, para comunicarse con sus cuidadores, reconoce en ellos su olor, su voz, el sabor de la leche de su madre, así como también éstos tienen la capacidad de reconocerle por el tacto, el llanto, el oído, la visión, el olfato y gusto etc.
  • DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD: El bebé en su interacción con los demás empieza a forjar su YO. Desde los 4 meses el bebé comienza a saber el efecto que produce en sus cuidadores si emite llanto o sonrisa, antes de su primer año ya empiezan a reconocer su imagen en el espejo. De los 18 meses a los 24 con el inicio del lenguaje ya podemos observar con el desarrollo del lenguaje las expresiones “yo” frente a “tu”. En esta etapa sienten que han sido competentes o incompetentes expresándolo con sonrisa en el primer caso o enfado en el segundo. A los dos años y como prueba de un YO ya afianzado observamos en los bebés una fase de oposición (contesta “no” o se resiste  ante las peticiones de sus padres).

Importante tener en cuenta que los bebés aprenden mejor cuando se sienten cuidados y saben que sus padres y madres están ahí para cuidarlos, es por esto que, la actividad más importante que se puede realizar para ayudar a los hijos a aprender, y para conseguir que el mundo le resulta atractivo sea hablarle, conocerle, jugar juntos.

El apego y la sensación de seguridad que proporciona es una base imprescindible para el futuro desarrollo de las relaciones que el niño (y después adulto) tendrá con los demás. 

Elaborado por: Ángela Carmen Ríos, Psicóloga, Esp. Gerencia de los servicios de Salud,  Gestor Componente Psicosocial,  Gerencia de Prestación de servicios de Salud Comfandi.